lunes, abril 17, 2006

Lo indispensable, lo insoslayable

El dos de febrero del año 2006, Ignacio Carrillo Prieto firmó y envió su décimo tercer oficio del año. El oficio, dirigido a José Sotelo Marbán, fue provisto por el Instituto Federal de Acceso a la Información.
Oficio de Ignacio Carrillo Prieto a José Sotelo Marbán, del 2 de febrero del 2006
Oficio OFEMOSPP/OFE/013/2006
‘Año del Bicentenario del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García’ México, DF, 2 de febrero de 2006.

Dr. José Sotelo Marbán
Presente.

Distinguido Amigo:
Agradeciéndote tu enorme esfuerzo y enviándote un cordial saludo, me permito ratificar, las instrucciones del CP Alejandro Romero Bernal, en el contexto de las conversaciones que has tenido con mi mejor amigo, Carlos.
Gracias por tu comprensión.

Atentamente
‘Sufragio efectivo. No relección”
El Fiscal Especial
Ignacio Carrillo Prieto

p.s. Tenemos que actuar en equipo y, en consecuencia, esta medida es indispensable e insoslayable. Vale.


Muchas preguntas se hará el lector. ¿Cuál es el asunto del oficio? ¿De qué se habla, concretamente? ¿Quién es ‘mi mejor amigo, Carlos’? ¿Cuáles son las instrucciones?
¿Cuál es la medida, puesto que es ‘indispensable e insoslayable’? La medida es cuidadosamente omitida. El autor da por supuesto que todos los mencionados conocen ‘la medida’. El destinatario, el director del área histórica, José Sotelo Marbán, el administrador de la Femospp, CP Alejandro Romero Bernal y ‘mi mejor amigo, Carlos’. ¿No puede el ciudadano conocer más? ¿Un oficio escrito para que el lector común comprenda poco menos que nada? (Si el lector contrasta con el texto en el que analizo abajo, sobre los desplegados del mes de marzo, verá otra vez la importancia de la elipsis, a lavez que notará la diferencia entre este texto oficial, lacónico y críptico, a los públicos).

La elipsis y el código
Antes de avanzar, es bueno advertir que la coma que antecede a Carlos, es conspicua. Hay otras tres comas en la oración. La primera, después de saludo, que es correcta como pausa. La segunda, después de ratificar, innecesaria y probablemente un simple error, de esos que se cometen a diario. La tercera, después de Bernal, que crea una aposición poco clara. Pero la interesante es la cuarta coma. Comúnmente, cuando un nombre personal va antecedido de una coma, es porque se trata de una enumeración o bien, de un vocativo.
O supone que el sustantivo es el destinatario del mensaje, y no es el caso. Si lo fuera: “me permito ratificar, las instrucciones del CP Alejandro Romero Bernal, en el contexto de las conversaciones que has tenido con mi mejor amigo, ‘José’”. José sería el destinatario, y el mejor amigo, sería Romero Bernal.
Pero no podemos suponer que el Fiscal pudiera equivocar el nombre de su destinatario, sino que alude a alguien que no puede mencionar por su apellido. Romero Bernal da ‘instrucciones’, y el nombre de Carlos es apenas para reflejar ‘el contexto de las conversaciones que has tenido’.
Dos elementos sobresalen. El primero es la identidad de Carlos, Carlos Carrillo Prieto, hermano del Fiscal. De ahí que Carrillo Prieto utilice la coma de esa manera, que es más bien de énfasis. Esto no se explica en el texto, sino porque unos días antes, José Sotelo le había enviado una carta en la que hacía referencia a Carlos Carrillo Prieto, sin notar que al colocarlo en un documento oficial, daba cuenta de su participación.
Sotelo había escrito un nombre que Carrillo Prieto siempre buscó ocultar, el de su hermano. Las preocupaciones de Carrillo Prieto sobre el trabajo, los familiares y los lazos consanguíneos, preocupación que comparte con la prensa, son ajenas a este análisis. Lo que interesa, son las maneras en que un funcionario actual, esconde información poniendo en su lugar verdades parciales. En este caso, utilizar la elipsis para negar lo que pudiera estar fuera de la ley, lo que pudiera ser considerado una violación o un exceso en las funciones públicas.
Lo segundo viene escondido en el post scriptum. “… esta medida es indispensable e insoslayable”. Carrillo Prieto es propenso a la adjetivación, como veremos más adelante. Pero la curiosidad de esta última línea radica ya no en una obsesión literaria personal, sino en la elipsis al sustantivo que adjetiviza: ‘medida’. ¿Cuál es la medida que merece tales adjetivos? ¿Cuál es la medida a la que refiere el décimo tercer oficio del año 2006, de Carrillo Prieto, que no puede soslayarse, pero que se oculta?
Detener de manera irrevocable la investigación histórica. ¿Por qué? ¿Por pedido de quién?