martes, mayo 30, 2006

Charcos de sangre y democracia*

* Leido el martes 30 de mayo, en el Foro sobre la importancia de esclarecer los delitos del pasado. Cencos, ciudad de México.

La locura, la falta de sentido, pienso en Foucault, tiene mucho que ver con la ruptura de la ley, con la ruptura del sistema jurídico, con la resolución arbitraria de conflictos, sin consenso, sin lógica general. Dejar al margen de la ley a ciudadanos, enloquece. Un mundo que gira para unos, mientras que para otros se ha detenido, en la tortura o la desaparición, en un sótano, pero también en la eliminación de los derechos, en la imposición, hace estallar las cuerdas, como escribió Juan Rulfo.
María Reyes Urioste, en Santa Lucía, enloqueció cuando secuestraron a su marido, Juan Flores, en Las Palmas. / Margarita Nava, de San Vicente de Benítez, apenas si quiso comer después de que desapareció su esposo, Agustín Flores Jiménez. Hoy tiene una embolia y ojalá dure algo más. / Elba Fuentes Organista, que ahora vive en La Remonta, no quiere recordar sus 15 años, pero los recuerda. Recuerda la música a todo volumen y los gritos de la tortura en Pie de la Cuesta. Gritos que también fueron suyos, cuando fue torturada frente a su padre, vejada. Su madre, también torturada, Joaquina Organista, vive rodeada de miedo, sin poder caminar, atenta a los ruidos todo el día. / Alejandra Cárdenas, reconoce que habla porque como pocos ha podido ir al psicólogo, a terapia. Yo era ‘pequebú’, dice. Su relato es de una celda de un metro y medio cuadrado, en la que había un excusado y varios presos, todos con diarrea, todo el tiempo, en la cárcel clandestina de ‘El Ferrocarril’, también llamada ‘El trenecito’, en Acapulco. / A Apolonia, esposa de Aurelio Díaz Fierro, desaparecido, de El Quemado, le dijo el hermano del ex gobernador Nogueda Otero, que Aurelio había sido tirado al mar. Que si quería llorar, que llorara. / Irineo Dorantes, de Valle Florido, recuerda lo último que su padre le dijo a su madre antes de desaparecer para siempre: ‘vieja, ahorita regreso’. A su tío, Albertano Dorantes lo colgaron de un árbol, porque cuando lo detuvo el ejército ‘opuso resistencia’. Los dos están desaparecidos. / A Crescencio Alvarado, de San Juan de las Flores, lo interrogaron para ver si sabía de Lucio. Crescencio no sabía nada, pero la tortura fue tan brutal que le ‘chisparon los codos’ de tanto doblarlo. Los muestra, inservibles. Dice que mientras lo torturaban “deseaba haber andado con Lucio”. “Como quien dice, me caparon, pues” agrega. / Sixta Radilla, de El Ticuí, ya no tiene fotografías de su marido, Adaucto Olea, desaparecido, de tanto que las repartió buscándolo. Han pasado treinta años, y Sixta sigue vistiéndose de negro, todos los días. Antes de ser detenido por el ejército, Adaucto le dejó diez hijos, que Sixta mantuvo lavando para afuera. / María Argüeyo, es hija de Francisco Argüeyo, desaparecido. Dice que dicen que a su papá lo enterraron en Puerto de la Vela, con una mano afuera. Fue novia de Prisciliano Mojica, a quien el ejército quebró las piernas a balazos, antes de darle el tiro de gracia en Agua Zarca, en 1974. ¿Por qué habrían de olvidarlo? O mejor, ¿cómo podrían olvidarlo? Tenemos que entender el carácter paradójico del olvido y la memoria, para entender que estos crímenes están más allá de la agenda mediática de una sociedad atormentada por el consumo.
“Entre charcos de sangre no se puede avanzar a la democracia...” dijo hace una semana el general José Francisco Gallardo. Porque es entre charcos de sangre que ha transcurrido la historia reciente de México. Y sigue transcurriendo. Y hay quien piensa que solo nuestro vicio más fácil parece ser útil para sacarnos del atolladero del presente: la negación. La negación de un país dividido entre muy ricos y muy pobres. La negación, de que solo a sangre y fuego y entre charcos de sangre, puede construirse un país injusto, pero habitado por hombres que se resisten a perder su dignidad. Los charcos de sangre son la consecuencia necesaria de una sociedad que garantiza la impunidad de unos; y la desnutrición de otros.
Pero la razón por las que esos charcos no pueden ser negados, es todavía más sencilla y contundente que la memoria en la cabeza de las víctimas: afrontar la historia violenta del país, castigar a los responsables de crímenes de lesa humanidad, es un eslabón ineludible en la construcción de un país civilizado. No existe globalización capaz de negar estos crímenes, aunque a veces así parezca. No existe crecimiento económico que pueda tapar el dolor de Sixta, de Apolonia o de Irineo.
Desde el gobierno del Presidente Fox, y hay que denunciarlo, hay voces que sostienen que no hubo ni hay desaparecidos en México, sino simplemente muertos. Lo había dicho antes Rubén Figueroa, ex gobernador del Estado de Guerrero en los setentas. Lo había dicho antes, en 1978, el ex procurador Óscar Flores Sánchez, ni desaparecidos, ni presos políticos, ni Brigada Blanca. Lo dijeron muchos otros.
Es importante aclarar una vez más, porque un desaparecido no es un muerto. Incluso para que lo entienda el presidente. Un desaparecido es alguien a quien el Estado negó, al ocultarlo de sus familias, sumergiéndolo en sótanos, cárceles clandestinas y campos de concentración. A quien el Estado negó, borrándolo de los archivos públicos, eliminándolo de entre su población, como se si se tratara de una hierba que consideró mala. Del que no supimos más.
El Estado Mexicano, una institución que para muchos apenas sirve para otorgar certificados de nacimiento y defunción, es decir, para demostrar la existencia de una persona; dispuso de una maquinaria para negar estos dos últimos y principales derechos. Sus funcionarios detuvieron y trataron a miles de personas en su condición de ‘desaparecidos’, desprovistos desde su detención de su vida, de su voz, de su existencia, a los que además torturó como si exprimiera naranjas en soledad.
La desaparición forzada fue aplicada a ciudadanos considerados enemigos. ¿Enemigos de quién? De un Gobierno, de ciertos intereses, de negocios de particulares incluso, poco importa. Pero no enemigos del Estado. El Estado fue utilizado entonces, por el gobierno, para eliminar a ‘enemigos’. He ahí el problema de base. Ningún gobierno puede usar al Estado para que éste se ataque a sí mismo: es decir, para atacar y destruir a su propia población, parte constitutiva de su existencia. Porque incurre en una traición, que merece justicia, ejemplar.
¿Y por qué un Estado puede concebir la muerte –incluso a sangre y fuego, en un enfrentamiento- de un ciudadano, pero no la desaparición forzada? Porque la desaparición forzada no sólo supone el asesinato del ciudadano, sino la eliminación de todos los derechos del ciudadano, un crimen a la ciudadanía, una traición a uno de los pilares del país, y por ello considerado uno de los más graves crímenes. Crímenes que le restan sentido a la humanidad.
Y estos son crímenes que le restan sentido a México. Cada día que se mantienen impunes, el país se devalúa, sus instituciones se devalúan, sus funcionarios se devalúan, sus medios de comunicación se devalúan. Mucho más ahora que tenemos una idea más clara de lo sucedido.
Al entorpecer, boicotear y detener nuestro trabajo de investigación, de manera imperiosa y violenta, el Fiscal Especial Carrillo Prieto, ha demostrado que su interés no es esclarecer el pasado, sino ‘aparentar’ que busca castigar a los culpables, mientras responsabiliza una y otra vez de sus fracasos a ‘oscuros intereses’, que de tan oscuros no logra identificar. Detener la investigación es un paso a favor de la impunidad, que hoy se encuentra avalado por todas las instituciones superiores de gobierno. En esta situación, los fracasos de la fiscalía no parecen ya fruto de la impericia, estulticia o de un cegado afán de lucro; sino producto de la premeditación.
El Fiscal Especial ha perdido el sentido de su trabajo, y debe renunciar inmediatamente. Por su parte, el Presidente de la República, debe presentar el Informe cuanto antes y promover un proceso de reconciliación nacional. No hacerlo, dejaría todo en manos de tribunales internacionales, con un antecedente más en la lucha de un pueblo marcado por administraciones y gobiernos cobardes.
Los caminos de México no son muchos: dignificar la labor del ejército negándole labores de policía; dar cuenta cabal de los detenidos desaparecidos, sin permitir la impunidad; reparar en lo posible el daño causado a las más de 10 mil víctimas vivas de la guerra sucia; resolver la separación existente entre justicia y legalidad, que impera en el sistema jurídico; y abrir completamente los archivos de todas las zonas militares del país y profundizar la investigación sobre el paradero de los desaparecidos; o el sinsentido, la eterna redición de charcos de sangre.

Repercusiones

lunes, abril 17, 2006

Lo indispensable, lo insoslayable

El dos de febrero del año 2006, Ignacio Carrillo Prieto firmó y envió su décimo tercer oficio del año. El oficio, dirigido a José Sotelo Marbán, fue provisto por el Instituto Federal de Acceso a la Información.
Oficio de Ignacio Carrillo Prieto a José Sotelo Marbán, del 2 de febrero del 2006
Oficio OFEMOSPP/OFE/013/2006
‘Año del Bicentenario del Benemérito de las Américas, Benito Juárez García’ México, DF, 2 de febrero de 2006.

Dr. José Sotelo Marbán
Presente.

Distinguido Amigo:
Agradeciéndote tu enorme esfuerzo y enviándote un cordial saludo, me permito ratificar, las instrucciones del CP Alejandro Romero Bernal, en el contexto de las conversaciones que has tenido con mi mejor amigo, Carlos.
Gracias por tu comprensión.

Atentamente
‘Sufragio efectivo. No relección”
El Fiscal Especial
Ignacio Carrillo Prieto

p.s. Tenemos que actuar en equipo y, en consecuencia, esta medida es indispensable e insoslayable. Vale.


Muchas preguntas se hará el lector. ¿Cuál es el asunto del oficio? ¿De qué se habla, concretamente? ¿Quién es ‘mi mejor amigo, Carlos’? ¿Cuáles son las instrucciones?
¿Cuál es la medida, puesto que es ‘indispensable e insoslayable’? La medida es cuidadosamente omitida. El autor da por supuesto que todos los mencionados conocen ‘la medida’. El destinatario, el director del área histórica, José Sotelo Marbán, el administrador de la Femospp, CP Alejandro Romero Bernal y ‘mi mejor amigo, Carlos’. ¿No puede el ciudadano conocer más? ¿Un oficio escrito para que el lector común comprenda poco menos que nada? (Si el lector contrasta con el texto en el que analizo abajo, sobre los desplegados del mes de marzo, verá otra vez la importancia de la elipsis, a lavez que notará la diferencia entre este texto oficial, lacónico y críptico, a los públicos).

La elipsis y el código
Antes de avanzar, es bueno advertir que la coma que antecede a Carlos, es conspicua. Hay otras tres comas en la oración. La primera, después de saludo, que es correcta como pausa. La segunda, después de ratificar, innecesaria y probablemente un simple error, de esos que se cometen a diario. La tercera, después de Bernal, que crea una aposición poco clara. Pero la interesante es la cuarta coma. Comúnmente, cuando un nombre personal va antecedido de una coma, es porque se trata de una enumeración o bien, de un vocativo.
O supone que el sustantivo es el destinatario del mensaje, y no es el caso. Si lo fuera: “me permito ratificar, las instrucciones del CP Alejandro Romero Bernal, en el contexto de las conversaciones que has tenido con mi mejor amigo, ‘José’”. José sería el destinatario, y el mejor amigo, sería Romero Bernal.
Pero no podemos suponer que el Fiscal pudiera equivocar el nombre de su destinatario, sino que alude a alguien que no puede mencionar por su apellido. Romero Bernal da ‘instrucciones’, y el nombre de Carlos es apenas para reflejar ‘el contexto de las conversaciones que has tenido’.
Dos elementos sobresalen. El primero es la identidad de Carlos, Carlos Carrillo Prieto, hermano del Fiscal. De ahí que Carrillo Prieto utilice la coma de esa manera, que es más bien de énfasis. Esto no se explica en el texto, sino porque unos días antes, José Sotelo le había enviado una carta en la que hacía referencia a Carlos Carrillo Prieto, sin notar que al colocarlo en un documento oficial, daba cuenta de su participación.
Sotelo había escrito un nombre que Carrillo Prieto siempre buscó ocultar, el de su hermano. Las preocupaciones de Carrillo Prieto sobre el trabajo, los familiares y los lazos consanguíneos, preocupación que comparte con la prensa, son ajenas a este análisis. Lo que interesa, son las maneras en que un funcionario actual, esconde información poniendo en su lugar verdades parciales. En este caso, utilizar la elipsis para negar lo que pudiera estar fuera de la ley, lo que pudiera ser considerado una violación o un exceso en las funciones públicas.
Lo segundo viene escondido en el post scriptum. “… esta medida es indispensable e insoslayable”. Carrillo Prieto es propenso a la adjetivación, como veremos más adelante. Pero la curiosidad de esta última línea radica ya no en una obsesión literaria personal, sino en la elipsis al sustantivo que adjetiviza: ‘medida’. ¿Cuál es la medida que merece tales adjetivos? ¿Cuál es la medida a la que refiere el décimo tercer oficio del año 2006, de Carrillo Prieto, que no puede soslayarse, pero que se oculta?
Detener de manera irrevocable la investigación histórica. ¿Por qué? ¿Por pedido de quién?




miércoles, abril 05, 2006

“El castellano que (a) algunos les cuesta comprender”

Entre las múltiples formas de publicar la voz institucional, el titular de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, Ignacio Carrillo Prieto, priorizó el desplegado o lo que conocemos como la inserción pagada. No porque haya abandonado otras expresiones, como la entrevista, o la conferencia de prensa, que explora asiduamente. La predilección por la inserción pagada se debe a que encontró ahí un sitio tras el cual pertrecharse, en una prosa barroca y un castellano afectadamente antiguo, de las visiones opuestas y diferencias de víctimas y analistas. Un lugar desde el cual presentar una resistencia por momentos incomprensible, pero de 'tiro franco' y ataque.
Las características del discurso de la Femospp, reflejan con dureza la política del gobierno de Vicente Fox en materia de Derechos Humanos y esclarecimiento histórico del pasado violento del país.


Pequeño corpus, botón de muestra. Sólo en el mes de marzo del 2006, la Femospp publicó diez textos diferentes en inserciones pagadas en diarios y revistas. En dos casos, esas inserciones se reitieron se publicaron en diferentes periódicos. Coloco el texto de cada uno de estos desplegados, y cito algunas frases y giros sorprendentes, antecedidos por la fecha de publicación y el nombre del periódico o revista.


  • 1. 08/ 03/ 06 Excelsior. El desplegado responde a una nota publicada unos días atrás, titulada “Un documento fallido. Los apuros del Fiscal Carrillo Prieto”. El texto de la Femospp, acusa al autor de “injuriar escudándose en un supuesto derecho a la información que permite al autor tejer fantasías e intrigas dignas de ficciones detectivescas y policíacas, impropias de un informador”. No hay firma, sino un responsable de la publicación: José Luis Contreras Flores.




  • 2. 08/ 03/ 06 Unomasuno. El desplegado se refiere a las afirmaciones contenidas en la columna Ufff, la política. Allí se escribe: “Contrario a lo sostenido por el periodista, cuya percepción de la realidad debe encontrarse disminuida, por decir lo menos…”. Y culmina: “Es conveniente llamar la atención del columnista sobre lo ocioso que resultan la especulación y la invención insustentadas, máximo cuando se desconocen a detalle los hechos a los que hace referencia y se llenan los huecos informativos con ejercicios imaginativos”. Otra vez, el responsable de la publicación: Contreras Flores.


  • 3. 09/ 03/ 06 Milenio. El desplegado ahora va dirigido a Carlos Marín. Y aunque otra vez, el responsable de la publicación es Contreras Flores, ahora firma Ignacio Carrillo Prieto. Se refiere a un artículo de Javier Ibarrola: “Henos aquí, de nueva cuenta, ante periodista clarividente y parasicólogo, puesto que conoce de ‘maldad’ de nuestros empeños. Ya tenemos muchos encargados de la moral pública, muchos jacobinos, autopromovidos vigilantes del comportamiento colectivo”. “El ‘doble lenguaje’ nunca ha sido el de la Oficina del Fiscal Especial. Es el castellano, que (a) algunos les cuesta comprender, ignorancia supina. Los ‘malos manejos administrativos’ a los que se refiere lo afilian automáticamente al grupúsculo calumniador, interesado en la prevalencia (sic) de la ignorancia y de la justicia, nostálgico del autoritarismo y de la condición de siervos”.


  • 4. 10/ 03/ 06 El Universal. Largo desplegado, ahora firmado por Contreras Flores, con el agregado de su cargo, director de Enlace y Comunicación Ciudadana. El escrito contiene 24 puntos en los que se resumen los ‘resultados principales’ de la Femospp, en contestación a una nota publicada dos días atrás, titulada Todos los derechos para todos, sobre los ‘juicios prematuros’ de la Red de Organismos Civiles de Derechos Humanos. Los resultados enumerados van desde la ‘consignación de la averiguación previa relativa a la agresión de la manifestación estudiantil y popular del 10 de junio de 1971, por el grupo delictivo ‘Los Halcones’”; hasta la mención del “interés del gobierno de Afganistán, al solicitar asistencia al Reino Unido, para que a su vez pida información al Presidente Fox, sobre la Femospp…”.


  • 5. 13/ 03/ 06 Reforma. En referencia a la columna de Sergio Aguayo, Los aficionados y “para manifestar mi más absoluto desacuerdo con la liviandad de su juicio, que también contiene, como va siendo su costumbre, su afición por la psicología, al referirse a la ‘personalidad, debilidades y estado anímico’ del que esto suscribe”. Firma Carrillo Prieto. (Esta inserción salió también el día 12, pero con el texto final cortado).




  • 6. 14/ 03/ 06 La Crónica. En referencia a comentarios en la columna Pepe Grillo. Si fuera posible, diríamos que este es conspicuo, porque su tamaño es por lo menos seis veces mayor a la columna que busca contestar y porque subvierte la tradición del género. El tema es que Carrillo Prieto ostente o no ostente el título de doctor, sin serlo. El desplegado, firmado el director de Enlace, dice: “Resulta por demás extraño que después de cuatro años el perspicaz reportero se preocupe por los estudios del titular de dicha oficina, curiosidad que coincide con una refriega que han declarado algunos medios contra la Fiscalía Especial, batalla cobarde en la que ha sido amenazado el Fiscal por algún personero de Luis Echeverría. Las apreciaciones del reportero al que aludimos son o resultado de una lectura mal intencionada o su sindicación al grupo de descalificadores con los que la Fiscalía Especial ha tenido que contender”. El texto, que había iniciado en primera persona del plural, termina recurriendo a la primera persona del singular: “[en mayúsculas] Poco faltó para que yo olvidara, dado lo añejo del tema, que la primera aclaración sobre este particular (…)”. Y termina: “Con estas precisiones estimo que no es necesario distraer más a los lectores sobre situaciones académicas particulares que solo tienen relevancia cuando se quiere hacer daño o aparentar preocupación sobre temas tratados con ignorancia supina”.

  • 7. 19/ 03/ 06 Revista Proceso. La Femospp “se ve obligada a salir al paso frente a prejuicios, intolerancias e ignorancia (relativa) de quienes firman una nota…”. Firma, Contreras Flores.









  • 8. 22/ 03/ 06 Imagen. “Nos referimos a la columna Testigo protegido de un tal Jesús Belmont Vázquez y que tiene toda las trazas de ser un testigo falso y, en consecuencia, indigno de ningún crédito”. Más abajo: “Tenemos la penosa necesidad de manchar nuestras manos al tratar con tan inmundo material, que se reduce a querer colocar en una imaginaria picota pública, digna del peor autoritarismo jacobino, a los servidores federales. La ‘supuesta’ información que presume tener el libelista Belmont Vázquez es información que proviene de Dos Entidades Mentirosas: Jolgorios Comunitarios Malolientes y Diversiones Valetudinarias Rapaces, organismos por cierto, no tan secretos del autoritarismo, que quisieran regresar por sus fueros, rumores obtenidos seguramente al precio al que suele venderse, en cualquier pública esquina periodística. Mas tarde estaremos en aptitud de exponer el esquema de esos organismos cuasi biológicos, con nombres y apellidos”. Agrega: “Es una lección pendiente del civismo la de cerrarle el paso a libelistas, calumniadores y proxenetas de letras periodísticas, porque lesionan el Estado de Derecho”. Sobre el final, concluye “quisiéramos confiar en que la prensa mexicana, no dará albergue a francotiradores mercenarios, como es el caso”. Firma, Contreras Flores.

  • 9. 23/ 03/ 06 El sol de México. Escrito en referencia a la ‘febril imaginación’ del 'articulista de marras’, Eddie Varón Levy, ‘libelista'. En el se menciona: “el absurdo argumento del panfletista relatando su desempeño como director de quien sabe qué oficina menor de la Procuraduría (…). En todo caso si hubiera permanecido en ese rincón burocrático hubiera tenido menos oportunidades de ensuciar el debate de las cosas que realmente importan, debate al que debe acudir con limpieza de miras, objetividad y pulcritud, por lo menos linguística”. La nota culmina con un ‘postscriptum’ (sic): “[en negritas] Por cierto, el Fiscal Especial fue advertido, por un alto personaje del periodismo mexicano de esta campaña, a raíz de la investigación que se viene realizando y que no ha concluido, sobre algunos de los principales responsables de los abusos de poder y su secuela de delitos durante el periodo 1970-1976, especialmente. [Y en mayúsculas]: NO DEBE RETARSE A LA AUTORIDAD DEL ESTADO, SIN ASUMIR LAS CONSECUENCIAS DE TAL TEMERIDAD. Más tarde estaremos en condiciones, de dar a conocer esta tentativa de asfixiar a los agentes del Ministerio Público de la Federación bajo toneladas de papel ”. Firma, Contreras Flores.

  • 10. 27/ 03/ 06 El Universal. Respuesta a un nota difundida en Internet, sobre la movilización que los familiares y víctimas de Atoyac de Álvarez. La nota, firmada por Carrillo Prieto, tiene pasajes importantes. En el primer punto, el Fiscal reconoce, “que en nuestro sistema, la víctima ocupa o debiera ocupar un lugar principal…”. “Las víctimas guerrerenses han sufrido durante más de treinta años las vejaciones de los prepotentes, los olvidos de los desmemoriados intencionales, las desatenciones de los indiferentes fariseos, silencios burocráticos de toda índole. ¡Ya basta! Añadir a esto las especulaciones gratuitas y frívolas de un reportero, que se hace eco, para acomodar elementos que tienen una interpretación verdadera es, de nueva cuenta, una falta de respeto a las víctimas y los familiares. Nos oponemos frontalmente contra este y contra todo intento de tergiversar el sentido de las tareas a cargo del Ministerio Público y de sus colaboradores y el menosprecio hasta un grado ridículo si no fuera malévolo, como lo es, de la capacidad de lucha, el coraje y la voluntad indómita de los guerrerenses de Atoyac. (…) Ninguno de ellos puede consistir en la absurda e improcedente petición de que se paguen salarios a los trabajadores de la Oficina del Fiscal Especial, trámite burocrático absolutamente interno. La nota pues introduce una deliberada confusión que intenta lesionar, por enésima vez, el instrumento que el Presidente Vicente Fox puso a disposición de la sociedad para revisar el pasado autoritario y sus crímenes. Nadie podrá oponerse, so pena de quebrantar la ley, a dicha expresión; tampoco un rumor insustancial y temerario, como el que nos ocupa…”. Firma, Carrillo Prieto. (Este texto salió el mismo día en el periódico guerrerense, El Sur)

¿Y si los deberes del funcionario público fueran cuidar el 'equilibrio fiscal'?
Alguien puede preguntarse por el costo de estos desplegados, en el contexto de la sistemática queja de Carrillo Prieto sobre la asfixia financiera de la Femospp, y la falta de pago a los historiadores (entre los que me cuento). No es una mala pregunta, teniendo en cuenta lo poco que se le debe a los historiadores. Pero es una pregunta que necesitaría una respuesta jurídica, puesto que hablamos de recursos públicos y de políticas de gasto.
Pero podemos preguntarnos algo todavía más dramático. ¿No sería un agujero negro para el erario, que cada institución de gobierno solventara las opiniones encontradas de sus funcionarios? O preguntarle a los defensores del 'equilibrio fiscal': ¿el erario público debe pagar para que un director de área, en este caso Contreras Flores, haga públicos sus recuerdos, sus estimaciones, como lo hace en el desplegado número 6, del diario La Crónica? ¿Qué pasaría si los periódicos recibieran una inserción pagada por cada crítica encontrada que un funcionario del área comunicación de una institución pública quisiera responder?

Sintaxis pública. Pero partamos de lo que nos dicen esos desplegados, sin abocarnos todavía al complejo sentido político de sus palabras. Tres están firmados por el propio Fiscal, los desplegados 3, 5 y 10. Dos no poseen firma, los dos primeros, y no serían atribuibles a quien figura como ‘responsable de la publicación’; ya que los últimos son firmados directamente por él, pero como Director de Enlace. El lector pudo apreciar, también en una lectura rápida, que las inserciones pagadas no difieren mucho de su carácter, en cuanto de la firma.
Por otro lado, un dato no menor, todos los comunicados son respuesta a una nota periodística publicada en el mismo medio. La pregunta más interesante que se me ocurre en esta lectura rápida, es acerca de las características comunes entre unos y otros, ya no por la distinción de la firma, sino por la utilización recurrente a ciertos adjetivos, giros lingüísticos y temas.

Adjetivos. El lenguaje cargado.
El divorcio entre la academia y la sociedad es también responsable de que nos cueste aplicar algunos conocimientos del mundo académico, a la vida cotidiana, a nuestros problemas políticos. En este caso, un simple análisis de textos, una suerte de semiótica de entre casa, necesaria para leer el periódico, o un libro vaquero, tanto o más que para leer a Faulkner. Incluso, un ejercicio interesante para el votante indeciso.
Pero antes veamos como funcionan en estos desplegados, los adjetivos y giros adjetivantes dedicados a la disparidad de periodistas y personas a las que la Femospp responde. Los acomodo según el orden de aparición:

Desplegado 1) “Permite al autor tejer fantasías e intrigas dignas de ficciones detectivescas y policíacas”. Desplegado 2) “el periodista, cuya percepción de la realidad debe encontrarse disminuida, por decir lo menos…” “Ejercicios imaginativos”. Desplegado 3) “Henos aquí, de nueva cuenta, ante periodista clarividente y parasicólogo…”. “Ya tenemos muchos encargados de la moral pública, muchos jacobinos, autopromovidos vigilantes del comportamiento colectivo”. 5) “afición por la psicología”. Desplegado 6) “El perspicaz reportero”. Desplegado 8) “quisiéramos confiar en que la prensa mexicana, no dará albergue a francotiradores mercenarios, como es el caso”. Desplegado 9) Febril imaginación, libelista y panfletista. Desplegado 10) “Especulaciones gratuitas y frívolas de un reportero”.

Recordará el lector que sólo están firmados por el Fiscal, los desplegados 3, 5 y 10. Conciente de que la suspicacia política es inevitable, digamos que tras este primer cruce resulta curioso que con esta prosa institucional sea el Fiscal quien haya denominado ‘lenguaje cargado’, en su conferencia de prensa del día 1 de marzo, a algunas seguramente equivocadas adjetivaciones del borrador del Informe ‘¡Qué no vuelva a suceder!'. (Note el lector que su declaración es antesala de estos desplegados, fue enunciada el 1 de marzo, días antes de que apareciera el primer desplegado que analizamos).
Sin embargo, de esta primera selección, aún podemos hacer otra. Es evidente que una de las maneras de descalificar de la Femospp a quienes se consideran adversarios es a través colocar sus argumentos fuera de la realidad, en otro terreno.
Ese otro terreno es el de lo inmaterial, el de las percepciones, de las imaginaciones, de la ficción. Traigo desde lejos una frase de Samuel Schkolnik, nacida de una aparente homonimia: “es sugestivo que para significar la autoridad y para significar la existencia objetiva se emplee la misma palabra: real. Lo real reina”.
Como es sugestivo que la Femospp, acuse a quienes sostienen un punto de vista incómodo, de estar fuera de la realidad, de la existencia objetiva, o parte de una conspiración grupal. O en los terrenos signados por la ficción (casos 1, 2 y 9) de locura (2), metafísicos (2, 3, 5 y 9), que están señalados en negritas.

Giros lingüísticos. Tópicos de la fiebre. Veamos la singular aparición de palabras sueltas, como ‘ignorancia’ o ‘jacobino’. ‘Ignorancia’ aparece en tres oportunidades, con dos adjetivos que la vuelven parte de un giro apreciado por quien escribe. En los desplegados número 3 y 6, se habla de ‘ignorancia supina’, en el 7, de ‘ignorancia (relativa)’. El 3 está firmado por Carrillo Prieto; el 6 y el 7, por Contreras Flores. En el 6, está claro que Contreras sigue a Carrillo, o que Carrillo es quien hace seguir a Contreras. En el 7, funciona apenas como una muestra obsesiva contra esta supuesta ignorancia, relativa o supina. Quienes hayan leído desplegados de otros meses, a su vez encontrarán que esta figura es axial en el discurso de Carrillo Prieto.
Veamos el caso de ‘jacobino’, que es también es valioso. Aparece en el desplegado número 3, escrito por Carrillo Prieto, y en el 8, firmado por Contreras Flores. El primero dice: “Ya tenemos muchos encargados de la moral pública, muchos jacobinos, autopromovidos vigilantes del comportamiento colectivo”; el segundo: “que se reduce a querer colocar en una imaginaria picota pública, digna del peor autoritarismo jacobino, a los servidores federales”. El sentido es el mismo: la Fiscalía estaría a merced de ‘jacobinos’. El término refiere a la izquierda revolucionaria francesa, hace su centro en el carácter dogmático de los que se juntaban para conspirar, en las iglesias de los dominicos. Algo caído en desuso, diría, al menos de las páginas periodísticas. Es curioso que forme parte de discurso oficial. Contreras y Carrillo, quienes lo usan por separado, consideran al término con vitalidad explicativa: hay jacobinos en el México del año 2006. Serían los enemigos.

Veamos otro caso, la de un supuesto ‘grupo o grupúsculo calumniador’ como aparede en el desplegado 3; ‘grupo de descalificadores’ en 6; o ‘calumniadores y proxenetas de las letras periodísticas’, en el caso 8. Carrillo Prieto escribió el 3 y Contreras Flores los otros dos.
Ya vemos que no es fácil determinar a quién de los firmantes le pertenecen cada una de las expresiones, ya que, como evidenció el ejemplo de la adjetivación, parece claro que las argumentaciones poseen más conexiones que lo que aparentemente pudiera sugerir el hecho de que fueron publicadas en diferentes periódicos y referidas a notas, temas y autores disímiles.

Retar a la autoridad del Estado. La pregunta a esta altura es si, más allá del aparente desorden en que se inscriben -dirigidos a diferentes notas periodísticas y en diferentes medios-, poseen un orden. Si forman parte de una posición oficial sistemática. Es decir, si son parte de un discurso oficial, y pueden considerarse, no meras aclaraciones, sino propaganda en el sentido clásico del término. La disquisición no es menor, sobre todo para las aclaraciones fiscales y presupuestarias. Nueve de ellas son cuidadosamente acompañados de los logotipos institucionales.
Pero por un momento demos crédito a una segunda argumentación oficial y supongamos por un momento, que estas notas responden no a un periodista en particular, sino a ‘una imaginaria picota pública’, con ‘francotiradores mercenarios’ (desplegado 8); de la que el Fiscal ‘fue advertido, por un alto personaje del periodismo mexicano de esta campaña’ (desplegado 9). Una campaña basada en información provista por ‘Dos Entidades Mentirosas: Jolgorios Comunitarios Malolientes y Diversiones Valetudinarias Rapaces’, como aparece en el desplegado 9. DEM, JCM y DVR, según las siglas a las que Contreras Flores quiere atraernos.
Si damos crédito, entonces, deben considerarse dichos textos como parte de una política sistemática, como propaganda más que como parte de un programa informativo. Las notas no corrigen un punto aquí o allá, son parte de una estrategia que acabará cuando todo acabe.
Sin embargo, tan graves son las implicaciones de las palabras y los métodos de la Femospp, que vale culminar con dos alusiones importantes encontradas en los últimos dos desplegados. Superadas las argumentaciones por la carga de adjetivos viles, en muchos casos sin dar respuesta a los argumentos que esgrime el periodista replicado, la Femospp recurre a las palabras que fueron en esencia las de Díaz Ordaz y Luis Echeverría, cuando enarbolaron el peso del Estado para destruir a sus oponentes.
En el texto 9, dice Contreras Flores en mayúsculas: “No debe retarse a la autoridad del Estado, sin asumir las consecuencias de tal temeridad”, y en 10) dice Carrillo Prieto: “Nadie podrá oponerse, so pena de quebrantar la ley, a dicha expresión; tampoco un rumor insustancial y temerario, como el que nos ocupa…”.

La repetición en este caso es la de ‘temeridad’, ‘temerario’. ¿A qué rumor insustancial se refiere Carrillo Prieto? ¿Por qué temerario? ¿Qué significa ‘retarse a la autoridad’? ¿Un rumor que quebranta la ley? ¿‘Oponerse’ sería ‘quebrantar la ley’? ¿Sería temerario pedir (sea o no ‘absurdo’ o ‘improcedente’) que los salarios de un trabajador sean pagados? ¿Sería temerario opinar, decir?

¿Qué tipo de acercamiento existe entre Carrillo Prieto y la época que investigamos? ¿Tras estas palabras está el gobierno dedicado a esclarecer el destino de miles de personas temerarias que retaron la autoridad del Estado y fueron aplastadas?

Karl Popper, maestro rural

Popper explica, en una conversación con Franz Kreuzer, por qué considera que todos los hombres son filósofos:
“Creo que todo hombre desarrolla ciertas actitudes frente a la vida y frente a la muerte. Y éstas ciertamente son actitudes filosóficas; filosóficas buenas o menos buenas. También las esperanzas, lo que se debe pedir de la vida, lo que se puede alcanzar en la vida son, en lo esencial, actitudes filosóficas frente a ésta. En este sentido, creo realmente que todos los hombres son filósofos. (…). Yo nunca quise ser filósofo, nunca quise ser filósofo profesional. Que lo haya sido se debe a circunstancias externas; no quiero mencionarlas para evitar agradecerlo. Mi primer plan, de muy joven, con dieciséis o diecisiete años… (…) era fundar una escuela rural y ejercer de maestro en ella” (Kreuzer, Karl R. Popper, Sociedad Abierta, universo abierto, rei, Argentina).
Después de leer algunos editoriales de ‘El maestro rural’, la publicación que en los años treinta tenía la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México, es fácil llegar a pensar que no puede entenderse la guerrilla mexicana sin entender las batallas que contra ellos, y contra lo que ellos defenderían, libró el PRI postcardenista.
Plutarco Elías Calles y Cárdenas les habían propuesto a miles de jóvenes el sueño de Popper, ser maestro rural. Les había propuesto fundar una escuela y ejercer de maestro en ella. El sueño de Popper se cumplía, a los dieciséis y diecisiete años, para miles de jóvenes a quienes se les había invitado a enseñar a los campesinos de México lo que se debe pedir en la vida, lo que se puede alcanzar en la vida.
Pero mientras que Popper desconfía ya en 1919 de su deber de ser el intelectual de la clase obrera, y se dedica apasionadamente a tareas físicas –se hace obrero de la construcción, carpintero-; estos jóvenes que no desconocen el trabajo del campo, se vuelven por encomienda oficial, intelectuales orgánicos del campesinado.
“La misión del maestro no ha de concretarse en el recinto de la Escuela –dice Lázaro Cárdenas, en un discurso del 10 de diciembre de 1935, en sus primeros días de gobierno-. Su misión en el orden social exige su colaboración para el cumplimiento integral del programa de la Revolución. El maestro rural es el guía del campesino… y debe interesarse por el mejoramiento de los pueblos. El maestro ha de auxiliar al campesino en su lucha por la tierra y al obrero en la obtención de los salarios que fija la ley para cada región”.

Siempre perpetua y renaciente

Retrocedamos para entender a Cárdenas “…Al final de la administración de Vasconcelos, en 1924, ya existen 1.039 escuelas rurales federales, 1194 profesores y alrededor de 65.000 alumnos”. Son datos tomados por Salvador Martínez Della Rocca, de John Britton, Educación y radicalismo en México. Cito en adelante el importantísimo texto de Martínez Della Rocca: Estado, educación y hegemonía en México, 1920-1956, publicado por las universidades autónomas de Guerrero y Zacatecas en el año 1983.
Cuatro años después, en 1927, en un fragmento del primer Informe de Gobierno de Plutarco Elías Calles señala que: “La Secretaría de Educación Pública ha abordado, desde el primero de diciembre último, con toda resolución, el problema educativo de las clases rurales, elevando a 2001 el número de escuelas rurales, atendidas por 2.360 maestros, y con una asistencia media diaria de 108.449 alumnos”.
Dice el autor sobre los años siguientes: “el sistema educativo rural se expande de manera muy rápida; de 1931 a 1934, periodo en que fungiera como secretario de educación don Narciso Bassols, el número de escuelas primarias rurales se incrementa de 6.796 a 8.155.”
El incremento vertiginoso de escuelas rurales, argumenta, debe verse al calor de la Guerra Cristera, que va de 1926 a 1929. La Guerra Cristera, sigue ahora el autor a Juan Carlos Portantiero, llega a representar para el Estado revolucionario una crisis de Hegemonía, “una crisis de la relación entre clases subalternas y estado”.
Cárdenas, entiende que la Iglesia aliada con los cacicazgos regionales que controlan el campo mexicano, son una amenaza para el Estado revolucionario. La Historia Patria aún no existe para ese siempre amplio sector de mexicanos en guarache. El ‘¡Viva Cristo Rey!’ debe todavía transformarse en ‘¡Tierra y libertad!’. Entiende que la revolución estaba empezando, cuando el enfrentamiento con la Iglesia hace temblar su débil estructura.
“Hasta ahora ha prevalecido el riesgo de que las conquistas del pueblo –dice el editorial de la revista de la SEP, ‘El maestro rural’, en su número de agosto de 1934-, la escuela, el ejido y el sindicato, queden ahogadas por la alianza, siempre perpetua y renaciente de los explotadores y del clero”.
Los adjetivos ‘perpetua y renaciente’ están detrás de la visión educativa dominante, aunque es difícil establecer en que medida. Otra editorial de ‘El maestro rural’, de diciembre del mismo año, sigue a Popper: “La educación… para nosotros, es el desarrollo de las facultades individuales y la integración de un carácter, es decir, formación de una actitud ante la vida”.
Las cifras presentan a un maestro por escuela, cada 50 alumnos. Y recordemos que el sueño de Popper no era ser simplemente maestro, sino fundar una escuela rural. Y durante años, la expansión de la educación rural en México equivaldría a un maestro por escuela. Maestros que cumplían el sueño de Popper, de fundar una escuela. Si esos jóvenes no eran ya, como dice Popper, filósofos, las Escuelas Normales Rurales y, por lo menos los editoriales de 'El maestro rural', se ocuparon de ello.